El momento presente es lo único real. Sin embargo, las experiencias dolorosas que no se han resuelto permanecen vivas en lo profundo: en el subconsciente, en el cuerpo y en la mente. Aunque hayan ocurrido hace años o incluso décadas, la energía de esos momentos sigue activa, influyendo en cómo vivimos y sentimos hoy. Es como cargar una maleta invisible que llevamos a todas partes, llenando el presente con el peso del pasado.

A veces, por más que intentemos “dejar ir” lo que nos hizo daño, sentimos que esas memorias o emociones nos persiguen. Aparecen de forma inesperada: un comentario, una mirada, una situación cotidiana que, sin darnos cuenta, despierta sensaciones antiguas. Esto no significa debilidad, sino que ciertas partes de nuestra historia siguen sin ser atendidas.

El trabajo interior consiste en poner una atención genuina y compasiva en esas partes que han quedado atrapadas en el tiempo. No se trata de revivir el dolor, sino de reconocerlo y darle un lugar seguro para que pueda transformarse. Al hacerlo, la energía que antes interrumpía la vida actual empieza a asentarse, dejando espacio para que el presente se viva con más claridad y ligereza.

Ejercicio: observando y liberando energía del pasado

  1. Identificar el momento presente que provoca incomodidad. Escoge una situación reciente que te haya causado una reacción emocional fuerte.

  2. Escuchar al cuerpo. Observa qué sensaciones físicas aparecen: tensión, presión, calor, frío, vacío.

  3. Permitir que la emoción hable. Pregúntate qué recuerdos, imágenes o pensamientos surgen con esa sensación. No juzgues ni fuerces nada.

  4. Ofrecer presencia y amabilidad. Imagina que abrazas esa parte de ti que carga con el recuerdo. Puedes decirte: “Te veo, te escucho, ahora estás a salvo”.

  5. Volver al presente. Mira a tu alrededor, nombra tres cosas que ves, respira profundo y recuerda que ahora tienes más recursos que antes.

Reflexión final

Las heridas del pasado no tienen por qué decidir cómo vivimos hoy. Al darles espacio para ser reconocidas y comprendidas, se abre la posibilidad de que se transformen. Lo que antes era una carga constante puede convertirse en una parte integrada de la historia personal, una que ya no interfiere con el presente ni con lo que está por venir.

Vivir en el presente no significa olvidar el pasado, sino liberar la energía atrapada para que nuestra vida actual se sienta más auténtica, libre y plena.

  • Adaptado e inspirado por los conceptos de Shapiro, F. (2012). Getting past your past: Take control of your life with self‑help techniques from EMDR therapy. New York, NY: Rodale.