En la vida hay sensaciones que aparecen y se van como el clima, y otras que se instalan como un telón de fondo, afectando lo que hacemos y cómo lo sentimos. A veces, esa emoción intensa no es por lo que está pasando hoy, sino por un detonante: algo que, sin ser peligroso ahora, activa la misma reacción que tuviste en un momento de miedo o dolor real.

Cómo funciona un detonante

Imagina que durante una caminata te cruzas con una serpiente de cascabel. Tu cuerpo reacciona en milésimas de segundo: adrenalina, miedo y ganas de huir. Este mecanismo nos mantiene vivos ante amenazas reales.
El problema surge cuando el cerebro empareja esa reacción con algo que, en sí, es seguro: un olor, un sonido, un lugar, un tono de voz. A partir de ahí, cada vez que aparece ese estímulo, tu cuerpo responde como si estuvieras frente a la serpiente otra vez.

El círculo de la evitación

Como la reacción es incómoda, lo más natural es evitarla. Y cada vez que evitas y “sobrevives”, tu cerebro cree que funcionó, reforzando la idea de que esa situación es peligrosa. Poco a poco, la evitación se extiende: dejas de ir a ciertos sitios, hablar de ciertos temas o exponerte a cosas que antes no te afectaban tanto. El resultado: más ansiedad y menos libertad.

Romper el vínculo

La buena noticia es que ese vínculo se puede desactivar. El método no es forzarte a hacer todo de golpe, sino enfrentar el detonante en dosis pequeñas y seguras.

  • Elige una situación que active tu reacción, pero que sea segura.

  • Quédate en ella un minuto, respirando lento, observando cómo baja la intensidad.

  • Repite este paso varias veces en días distintos.

Cada vez que lo haces y sobrevives, tu cerebro aprende que el estímulo no es peligroso. Con el tiempo, la reacción se reduce.

Unirlo a tu vida diaria

Puedes combinar este enfoque con el método clima vs. tiempo que ya conoces:

  1. Identifica si lo que sientes es por algo puntual o si es parte de un patrón.

  2. Elige un paso pequeño para exponerte de manera controlada.

  3. Vuelve al presente después de la exposición, notando dónde estás, qué ves y qué oyes, para recordarle a tu cuerpo que ya no estás en el momento del trauma.

Señales de avance

Notarás que el detonante provoca menos intensidad, que la ansiedad baja más rápido o que puedes hacer algo que antes evitabas. No busques eliminar la reacción de un día para otro: el progreso está en recuperar opciones y no vivir a merced de los viejos reflejos.

Nota: Este video tiene doblaje automático al español.

  • Adaptado e inspirado por los conceptos de Shapiro, F. (2012). Getting past your past: Take control of your life with self‑help techniques from EMDR therapy. New York, NY: Rodale.